Un grupo de investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts ha ideado una manera, potencialmente más eficaz, de ayudar a los ordenadores a resolver algunos de los problemas de rendimiento a los que se enfrentan.
El nuevo algoritmo es más eficaz desde el punto de vista computacional que otros planteamientos, porque escala de forma casi lineal, según relata Jonathan Kelner, profesor asociado de matemáticas aplicadas del MIT y co-autor del algoritmo.
"Los algoritmos anteriores escalaban sustancialmente peor, afirma Kelner, lo que implica un problema de complejidad, cuanto más complicado de resolver es un problema, más drásticamente disminuye el rendimiento del ordenador.
Aunque la aparición de un algoritmo potencialmente más potente puede no resultar tan atractivo como los modernos dispositivos que esta semana circulan por el CES de Las Vegas, su repercusión en la industria puede ser mucho más profunda, ya que es capaz de reducir significativamente el trabajo de escritura de código de cualquier programa y puede permitir a los equipos hacer frente de forma eficaz a los problemas más complejos.
Cualquier día, una línea aérea podría querer emplear este algoritmo mejorado para encontrar más fácilmente la forma de encajar el calendario de sus tripulaciones, por ejemplo. O un router podría utilizarlo para determinar la ruta más rápida en una red muy congestionada.
Lo cierto es que el algoritmo será presentado esta misma semana en un Symposium que se celebra en Portland y ya ha aparecido en la edición de enero de una publicación especializada. Aunque aún no tiene un nombre concreto, el algoritmo en cuestión es conocido como KLOS, la suma de las letras del primer apellido de los cuatro principales autores del mismo.
Actualmente, los problemas de optimización suelen ser resueltos utilizando una serie de algoritmos de flujo máximo o max-flow, que utiliza un gráfico que representa todos los extremos de una red como nodos, o vértices, y todas las conexiones entre ellos, como segmentos. Luego, calcula la forma más eficiente de encaminar tráfico a través de la red, teniendo en cuenta la capacidad máxima de cada nodo.
Pero, ante la creciente complejidad de las redes, esta estrategia puede suponer un gasto excesivo de tiempo y recursos. El nuevo algoritmo permite probar todos los caminos, al estilo de un circuito eléctrico en paralelo, donde la corriente se extiende por todas las líneas a la vez. Para reducir aún más el tiempo de proceso, el algoritmo puede identificar cuellos de botella y su extensión podría suponer un gran avance en la resolución de problemas de rendimiento de red, aunque todavía queda un largo camino que recorrer antes de que esté listo para su uso general en los ordenadores.
"El trabajo publicado hasta el momento se ha centrado en la teoría, pero hay mucho trabajo que hacer en la práctica, subraya Kelner. Sin embargo, todo apunta a que los expertos intentarán simplificar aún más el algoritmo antes de intentar ponerlo en el mercado, para que pueda ser utilizado fácilmente por terceros.
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El nuevo algoritmo es más eficaz desde el punto de vista computacional que otros planteamientos, porque escala de forma casi lineal, según relata Jonathan Kelner, profesor asociado de matemáticas aplicadas del MIT y co-autor del algoritmo.
"Los algoritmos anteriores escalaban sustancialmente peor, afirma Kelner, lo que implica un problema de complejidad, cuanto más complicado de resolver es un problema, más drásticamente disminuye el rendimiento del ordenador.
Aunque la aparición de un algoritmo potencialmente más potente puede no resultar tan atractivo como los modernos dispositivos que esta semana circulan por el CES de Las Vegas, su repercusión en la industria puede ser mucho más profunda, ya que es capaz de reducir significativamente el trabajo de escritura de código de cualquier programa y puede permitir a los equipos hacer frente de forma eficaz a los problemas más complejos.
Cualquier día, una línea aérea podría querer emplear este algoritmo mejorado para encontrar más fácilmente la forma de encajar el calendario de sus tripulaciones, por ejemplo. O un router podría utilizarlo para determinar la ruta más rápida en una red muy congestionada.
Lo cierto es que el algoritmo será presentado esta misma semana en un Symposium que se celebra en Portland y ya ha aparecido en la edición de enero de una publicación especializada. Aunque aún no tiene un nombre concreto, el algoritmo en cuestión es conocido como KLOS, la suma de las letras del primer apellido de los cuatro principales autores del mismo.
Actualmente, los problemas de optimización suelen ser resueltos utilizando una serie de algoritmos de flujo máximo o max-flow, que utiliza un gráfico que representa todos los extremos de una red como nodos, o vértices, y todas las conexiones entre ellos, como segmentos. Luego, calcula la forma más eficiente de encaminar tráfico a través de la red, teniendo en cuenta la capacidad máxima de cada nodo.
Pero, ante la creciente complejidad de las redes, esta estrategia puede suponer un gasto excesivo de tiempo y recursos. El nuevo algoritmo permite probar todos los caminos, al estilo de un circuito eléctrico en paralelo, donde la corriente se extiende por todas las líneas a la vez. Para reducir aún más el tiempo de proceso, el algoritmo puede identificar cuellos de botella y su extensión podría suponer un gran avance en la resolución de problemas de rendimiento de red, aunque todavía queda un largo camino que recorrer antes de que esté listo para su uso general en los ordenadores.
"El trabajo publicado hasta el momento se ha centrado en la teoría, pero hay mucho trabajo que hacer en la práctica, subraya Kelner. Sin embargo, todo apunta a que los expertos intentarán simplificar aún más el algoritmo antes de intentar ponerlo en el mercado, para que pueda ser utilizado fácilmente por terceros.
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